Cortés Rocca, Paola y López, Mabel, “Lo inusitado de la imagen”, Fotografía, Buenos Aires, Ars, 1995.
El siguiente texto ha sido extractado de: Roland Barthes. La cámara lúcida. Notras sobre la fotografía. Barcelona, Paidós, 1994.
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Koen Wessing, "El ejército patrullando por las calles", Nicaragua, 1979. |
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James Van der Zee, "Retrato de familia", 1926. |
He aquí una familia negra norteamericana, fotografiada en 1926 por James Van der Zee.[2] El studium es claro: me intereso con simpatía, como buen sujeto cultural, por lo que dice la foto: expresa la respetabilidad, el familiarismo, el conformismo, el endomingamiento, un esfuerzo de promoción social para engalanarse con los atributos del blanco (esfuerzo conmovedor de tan ingenuo). Cuando se define la foto como una imagen inmóvil, no se quiere solo decir que los personajes que aquella representa no se mueven; quiere decir que no se salen: están anestesiados y clavados, como mariposas. No obstante, desde el momento en que hay punctum, se crea (se intuye) un campo ciego: a causa de su collar redondo, la negra endomingada ha tenido para mí, una vida exterior a su retrato.
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Robert Mapplethorpe: muchacho del brazo extendido |
Otra foto unaria es la foto pornográfica. Es una foto siempre ingenua, sin intención y sin cálculo. Está enteramente constituida por la representación de una sola cosa, el sexo: jamás un objeto secundario, intempestivo, que aparezca tapando a medias, retrasando o distrayendo. La pornografía representa ordinariamente el sexo, hace de él un objeto móvil (un fetiche); a mi parecer, no hay punctum en la imagen pornográfica. La foto erótica, por el contrario (esta es su condición propia), no hace del sexo un ojeto central; puede perfectamente no mostrarlo; arrastra al espectador fuera de su marco, y es así como animo a la foto y ella me anima a mí. EL punctum es, entonces, una especia de sutil más-allá-del-campo. Este muchacho del brazo extendido y sonrisa radiante, aunque su belleza no sea en modo alguno académica y esté medio salido de la foto, deportado hacia el extremo, hacia un lado del marco, encarna una especia de erotismo alegre: la fotografía ha captado la mano del muchacho (del mismo Mapplethorpe, creo) en su grado óptimo de abertura, en su densidad de abandono: algunos milímetros de más o de menos y el cuerpo intuido no se hubiese ofrecido de forma tan condescendiente (el cuerpo pornográfico, compacto, no se muestra, no se da, no hay ninguna generosidad en él).